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    10 de enero 2025: una fecha crucial para Venezuela

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    “Nunca cedas, nunca cedas, nunca, nunca, nunca, nunca, en nada, sea grande o pequeño, grande o insignificante, nunca cedas, excepto por convicciones de honor y sentido común”.

    Winston Churcill

    Por Antonio de la Cruz*

    El 10 de enero de 2025 no es solo un día en el calendario. Es un momento clave para un pueblo que ha demostrado valentía y perseverancia en su lucha por recuperar la democracia. Más allá de su importancia constitucional, este día representa la oportunidad de convertir el triunfo ciudadano del 28 de julio en un cambio real. Para lograrlo, quienes buscan ese cambio necesitan una narrativa clara y poderosa que inspire acción y esperanza.

    Un relato de lucha y determinación

    Como en toda gran historia, los héroes enfrentan desafíos externos e internos. En esta historia, el héroe es el pueblo venezolano, guiado por líderes como María Corina Machado. Su meta es clara: hacer valer el triunfo electoral del 28 de julio. Pero para alcanzarla, deben superar tanto la represión del régimen como el desaliento que muchos han sentido tras años de dificultades.

    El gobierno de Maduro intenta imponer una narrativa de resignación, haciendo creer que nada puede cambiar. En contraste, las fuerzas democráticas deben promover un mensaje de acción, resistencia y esperanza, demostrando que un futuro distinto es posible si cada persona hace su parte.

    Romper el ciclo de derrotismo

    Uno de los mayores obstáculos no es solo el régimen, sino el pesimismo que ha calado profundamente tras años de represión. Frases como “no habrá primarias”, “no dejarán inscribir candidatos” o “no se podrá cobrar la victoria” reflejan una mentalidad derrotista que desmoviliza. Es hora de cambiar esa narrativa.

    El recorrido desde las primarias hasta el 28 de julio mostró que la acción colectiva puede lograr resultados. Ese entusiasmo debe convertirse en la antítesis del derrotismo. Cada paso hacia la juramentación de Edmundo González Urrutia como presidente debe ser visto no solo como necesario, sino como un acto de justicia y determinación.

    Un compromiso compartido

    El pueblo venezolano y los líderes de la oposición tienen un compromiso mutuo: garantizar que el mandato del 28 de julio se respete. Este pacto no puede romperse. Todos tienen un papel importante en esta historia, desde los líderes visibles hasta cada ciudadano que lucha en su entorno. Cada acción, por pequeña que sea, suma en la construcción de un desenlace positivo.

    El 10 de enero no es un punto final, sino un paso dentro de un proceso continuo. Cada día hasta esa fecha, y aún después, es una oportunidad para defender la voluntad popular. Esa es la fuerza de un relato bien construido: convertir una fecha en un símbolo de unidad y acción constante.

    Prepararse para los desafíos

    Es inevitable que el régimen se resista a ceder el poder, pero eso no debe ser motivo de desánimo. Más bien, debe fortalecer la determinación de avanzar con estrategias claras y bien organizadas. Cada obstáculo puede ser visto como una prueba de que el cambio es posible y está cerca.

    Un llamado a la acción

    La lucha por la democracia en Venezuela no es solo política; también es una batalla de narrativas. El pueblo y sus líderes deben alinear sus esfuerzos en torno a un mensaje de esperanza, valentía y acción colectiva. El pesimismo no puede ser quien domine esta historia.

    El 10 de enero está cada vez más cerca. Pero lo que realmente importa es lo que se haga hoy, mañana y cada día que sigue para construir un país libre y democrático. La historia ha demostrado que cuando un pueblo se organiza y actúa con claridad, puede transformar su destino.

    Esta es la oportunidad de Venezuela para escribir un nuevo capítulo, uno en el que la libertad y la justicia sean protagonistas. Con unidad y compromiso, ese futuro está al alcance.

    *El autor es Director Ejecutivo de Inter-American Trends.

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