Cinthia Samantha Padilla Jirón, activista, feminista y artista, escribe este ensayo desde el exilio tras ser prisionera política en Nicaragua durante catorce meses. Expulsada de su país en 2023, su obra se enmarca en el Programa de Becas para la Democracia de Expediente Abierto. Este trabajo busca preservar la memoria histórica de la Universidad Centroamericana (UCA), institución clave en la lucha por la libertad y justicia en Nicaragua.
La UCA y el movimiento estudiantil nicaragüense
Desde su fundación en 1960, la UCA ha sido un epicentro académico y político. Surgió en un contexto de dictaduras y se transformó en un baluarte del pensamiento crítico y la justicia social. Los estudiantes desempeñaron un papel crucial en el movimiento estudiantil nicaragüense, destacándose en episodios como las protestas de abril de 2018, cuando la UCA fue refugio y plataforma para exigir democracia y libertad.
En estas manifestaciones, los jóvenes denunciaron la corrupción, la represión y las reformas impuestas por el régimen Ortega-Murillo. La respuesta del gobierno incluyó asesinatos, exilios y detenciones arbitrarias, pero no logró sofocar el espíritu de resistencia gestado en las aulas de la universidad.
El aporte de la UCA y la confiscación
La UCA ha contribuido significativamente al desarrollo académico y social de Nicaragua. Entre sus legados destacan el Instituto de Historia, el Museo de la Memoria y centros de investigación de impacto nacional e internacional. Sin embargo, en 2023, el régimen confiscó la universidad bajo acusaciones infundadas de terrorismo, despojando al país de un bastión de pensamiento crítico.
La pérdida no solo afecta a los miles de estudiantes y académicos desplazados, sino también a la sociedad nicaragüense, que se queda sin una institución clave en la formación de líderes comprometidos con la justicia y los derechos humanos.
Reflexiones finales sobre el movimiento estudiantil nicaragüense
El ensayo concluye que la UCA y sus estudiantes simbolizan la resistencia ante el autoritarismo. Preservar su historia es esencial para las futuras generaciones y para el eventual resurgir de una Nicaragua democrática. El espíritu crítico y combativo que caracterizó al movimiento estudiantil nicaragüense continúa siendo una inspiración para quienes luchan por la libertad.