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    Con voracidad China impone su dominio en Latinoamérica y África

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    Por Expediente Público

    Los préstamos y proyectos chinos carecen de transparencia, no toman en cuenta salvaguardas ambientales ni de gobernanza democrática y usualmente vienen “llave en mano” con trabajadores y materiales totalmente chinos que luego reciclan y hacen competencia desleal con empresarios privados.

    Así explicó Gerard Johnson, exgerente general del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el Caribe ante el foro “África- América sobre China” organizado por el Instituto de Políticas Públicas Jack D. Gordon de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).

    Durante el evento se abordó el estado actual de las operaciones de la República Popular China en los países africanos, latinoamericanos y del Caribe.

    Johnson explicó que mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) incrementan las condiciones que exigen a los gobiernos para otorgar créditos para sus proyectos, China los desestima y crea sus propias condiciones.  

    “A través de los años la importancia de equilibrar las cuentas, la importancia de restaurar la estabilidad ha tenido prioridad sobre la superación de los problemas en la banda de desarrollo”, resume Johnson, quien dice que “en teoría” hay dinero disponible en el Banco Mundial pero solo lo entregan “hasta que los libros estén equilibrados”. 

    En cambio, “China ofrece que financiará proyectos, en medio de la deuda paralizada por los organismos internacionales y la inestabilidad macroeconómica de los países, así que es lógico que los gobiernos acepten ese financiamiento”, sostiene. 

    La Franja y la Ruta

    Beijing podría buscar influencia geopolítica sobre los países de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). Un estudio de 2021 analizó más de cien contratos de financiación de deuda que China firmó con gobiernos extranjeros y descubrió que los contratos a menudo contienen cláusulas que restringen la reestructuración con el grupo de 22 principales países acreedores conocido como el “Club de París”.  

    China también suele conservar el derecho de exigir el reembolso en cualquier momento, lo que le da a Beijing la capacidad de utilizar la financiación como herramienta para hacer cumplir cuestiones candentes para China, como Taiwán o el trato a los uigures.  

    En enero de 2022, Nicaragua se unió oficialmente a la BRI, un mes después de romper relaciones diplomáticas con Taiwán. 

    Un solo paquete 

    El otro problema es que el financiamiento de China, cuando se refiere a proyectos de infraestructura usualmente viene con empresas constructoras propias y hasta con su propia mano de obra.

    “Así que no sólo se obtiene la financiación. También se obtendrá una empresa (china) que diseñará el proyecto, lo implementará y lo entregará llave en mano”, señala.

    En el Caribe, la presencia china se incrementó tras la desaparición del programa venezolano Petrocaribe, que ideó Hugo Chávez para subsidiar petróleo a la región, creando una red de lealtad política entre esos países altamente dependientes de las importaciones de crudo.

    Ahora el programa bilateral de China en el Caribe es la fuente única y más importante de financiamiento bilateral para el desarrollo del Caribe. Eso ha provocado que Estados Unidos y Europa hayan visto diluirse su influencia en la región.

    Sin transparencia China en el Caribe

    El exgerente del BID para el Caribe explicó que los proyectos chinos, por ejemplo, carreteras, se implementan sin seguir necesariamente procesos de transparencia que los bancos multilaterales han comprometido desde hace años con sus países socios.  

    Además, el equipo que se incluye en la construcción entra al país libre de impuestos y luego “se utiliza para competir contra los contratistas locales que sí tienen que pagar derechos para traer su equipo así que no hay igualdad de condiciones”. 

    “Lo mismo se dice de los trabajadores (chinos) que se incorporan en todos los niveles, cualificados y no cualificados, que no se marchan al final del proyecto, y que luego una vez finalizados los proyectos comienzan a competir con el sector privado muy rápidamente y de manera muy ventajosa”, agregó Johnson.  

    China, dueña de los activos

    Johnson señala que el gobierno chino suele invertir en proyectos como minería y carreteras o donde el activo en realidad pertenece al gobierno chino, sustituyendo la inversión extranjera privada. 

    Además, China es un duro acreedor que se resiste a reestructurar deudas como ha sucedido con Surinam. 

    “En Surinam China se resiste a refinanciar deuda”, de unos 800 millones de dólares dice Johnson. En ese país más del 20% de la deuda está en manos de China que así retrasa programas de refinanciamiento como el Club de París, que es básicamente donde se renegociar la deuda bilateral. 

    La Franja y la Ruta 

    Los participantes en el Foro coincidieron en señalar que China presenta el modelo de “la franja y la ruta” como un modelo alternativo de desarrollo y financiamiento, que suele propagandizar además con una agresiva estrategia de marketing.  

    Paul Nantulya, del Centro Africano de Estudios Estratégicos de la National Defense University,  señaló que ese modelo genera una “deuda odiosa”.  

    Según Nantulya, China ha prestado en el marco del programa de la Franja y la Ruta, 330 mil millones de dólares a países en desarrollo. 

    Sin embargo, en los últimos dos años esa financiación se ha reducido a menos de 2.000 millones de dólares al año. 

    “Para popularizar esta iniciativa, supongo que a la República Popular China le gustaría enviar el mensaje de que la iniciativa no está muerta, y así sucesivamente y creo que también está reaccionando a la presión y a muchas críticas que han surgido en los últimos años con un gran esfuerzo de marketing por parte de China”, explicó Nantulya. 

    Intensa relación con países africanos 

    Según la diplomática y economista Hannah Wanjie Ryder, del ONG Development Reimagined, la relación China-Africa está determinada a través de las relaciones de gobierno a gobierno y han sido tan intensas que desde 2021 ha habido 18 visitas de líderes africanos a China, incluyendo presidentes, primeros ministros y cancilleres. 

    Además, la Unión Africana, el organismo más importante del continente, tiene una oficina de representación en China desde 2018 “y eso también está impulsando una mayor cooperación política”.  

    “El comercio con China sigue siendo elevado, como se mencionó anteriormente, todavía es deficitario y, además, el 60% del comercio está dominado por las materias primas. Pero al mismo tiempo se está diversificando”, explicó Ryder. 

    La especialista advirtió que la relación comercial con China sigue estando concentrada en algunos países y lo ejemplificó diciendo que “diez países representan más del 80% del comercio con China”. 

    A eso hay que agregar que hubo “un diálogo especial al margen de la cumbre de Brics entre China y países africanos”.  

    “Algunos países africanos fueron acogidos por China y Sudáfrica con tres iniciativas sobre industrialización, agricultura, modernización y también desarrollo de talentos”, dijo. 

    Los Brics son un foro político y económico conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Su más reciente cumbre fue en Sudáfrica. 

    El avance sobre África

    David Shullman del Atlantic Council-Global China Hub recordó que China tiene una larga historia de compromiso con África en particular, que se remonta a mediados del siglo pasado. 

    “Se suele decir que América Latina está aproximadamente una década por detrás del compromiso con China que hemos visto en África y, por lo tanto, puede aprender de los obstáculos y éxitos que han enfrentado los países africanos. Creo que ese es absolutamente el caso”, dijo Shullman.  

    Según Shullman, China ofrece un modelo no democrático para los estados en desarrollo y dispuesto a utilizar su influencia, económica, tecnológica, informativa y de otro tipo, para garantizar que los países tomen decisiones acordes a la política, intereses y valores de China. 

    Shulman advirtió que “China puede estar desacelerándose económicamente” pero teniendo en cuenta la reivindicación histórica de China como líder autoproclamado del mundo en desarrollo, “la competencia entre China y Estados Unidos, la competencia estratégica, llegó para quedarse”. 

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