Por Expediente Público
Recibir cooperación militar china traería muchas desventajas y perjudicaría sus relaciones históricas con Estados Unidos, asegura el Dr. Ralph Espach, director para América Latina del Centro de Análisis Naval (CNA), un centro de investigación en Arlington, Virginia, en una entrevista con Expediente Público.
“En una región donde prácticamente todos los Ejércitos se reúnen, discuten estrategias, entrenan juntos, hacen ejercicio juntos, comparten inteligencia y operan bajo doctrinas y conceptos moldeados por setenta años de estrecha cooperación bajo la dirección de Estados Unidos y dentro de los estándares de operaciones de la OTAN y las Naciones Unidas, poner en riesgo esa estrecha cooperación regional solo para comprar barcos y aviones más baratos, tiene poco sentido”, señala Espach, experto en asuntos estratégicos en América Latina.
El analista estima que “la única ventaja clara que la cooperación en materia de defensa con China podría aportar a los socios latinoamericanos sería el relativo bajo costo de los productos chinos”.
Aunque Espach admite que cada año crece la importancia de China para los países de América Latina como socio en comercio, inversión, infraestructura, iniciativas científicas y diplomacia, “esto no se traduce de manera confiable en influencia”.
Injerencia y soberanía
“En este contexto, parece muy probable que las relaciones de seguridad también se profundicen y crezcan. Sin embargo, los países de América Latina muy probablemente evitarán compromisos o actividades de seguridad que puedan verse como una injerencia en su soberanía, o que también perjudiquen o limiten sus relaciones de seguridad de larga data con los Estados Unidos”, señala.
Un ejemplo de ello ha sido la renuencia de Uruguay y Argentina de aceptar ofertas de buques de guerra y aviones chinos y la renovación de la base naval “porque comprar un importante sistema de armas de China podría complicar su participación en ejercicios y eventos regionales financiados por Estados Unidos”, indica Espach.
Y aunque con el tiempo, si ocurriera tal compra, Estados Unidos podría aceptarla tal como lo hizo Washington con las compras peruanas de tanques soviéticos durante la guerra fría, “ciertamente le costaría al país algo de buena voluntad estadounidense”, expresa.
“Además, no creo que las naciones latinoamericanas bien gobernadas quieran intercambiar un siglo de tratar de frenar la invasión, la participación y la influencia de los Estados Unidos en sus asuntos internos, solo para permitir que el Partido Comunista chino los explote”, agrega el analista del CNA.
Consecuencias
Sin embargo, Espach advierte que los países en apuros financieros desesperados, o aquellos dirigidos por políticos o regímenes que se preocupan más por su propia supervivencia que por el bien de la nación, “ciertamente podrían sucumbir a los incentivos de Beijing”.
El director para América Latina del Centro de Análisis Naval advierte que “cualquier cosa que pueda implicar una presencia significativa de militares chinos en una nación, operando de manera constante, con activos estratégicos o acceso a ubicaciones estratégicas, probablemente sea inaceptable”.
“Me imagino a China ofreciendo y un Gobierno centroamericano aceptando apoyo técnico y de equipo para la policía y las fuerzas del orden y algún apoyo modesto y no letal para sus fuerzas armadas, pero esos gobiernos tendrían que ser muy cuidadosos. El poder de Estados Unidos para socavar y aislar a esos gobiernos supera con creces la capacidad de China para protegerlos o apoyarlos”, señala Espach.
Espach ve la excepción en las dictaduras autoritarias de Cuba, Venezuela y, en menor medida, Nicaragua que “han decidido aceptar tal costo para sus militares, pero no en el contexto de asociarse con lo que Washington considera un enemigo existencial potencial”.
Escaso interés en estabilidad
Espach advierte que, en cuanto a los países de Centroamérica, vale la pena señalar que con respecto a la seguridad ciudadana y las estrategias antipandillas y la construcción de prisiones, China ofrece potencialmente enfoques y tecnologías que pueden ser muy efectivos si un Gobierno o régimen decide, y una sociedad acepta, que los derechos de sus ciudadanos son menos importantes que la seguridad del estado.
“Sin embargo, China está esencialmente desinteresada en la estabilidad o seguridad de los países de América Latina, y especialmente las pequeñas naciones de América Central y el Caribe. Su bienestar no significa nada para la seguridad nacional china”, subraya el experto
En contraste, para Estados Unidos, la estabilidad y seguridad de los países de la región son de importancia crítica para los Estados Unidos por una amplia gama de razones.
“Un movimiento hacia la cooperación de seguridad con China, en detrimento de los intereses de Estados Unidos, podría invitar a una respuesta significativa”, advierte.
China ha iniciado una ofensiva diplomática desde 2007 para conquistar aliados en Centroamérica y el Caribe. Desde entonces, Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Honduras, República Dominicana y El Salvador han abandonado su histórica relación con Taiwán para establecer relaciones con el gigante asiático.
Ventajas y desventajas
Para Espach, “la única ventaja clara que la cooperación en materia de defensa con China podría aportar a los socios latinoamericanos sería el relativo bajo costo de los productos chinos”, pero en todos los demás aspectos solo existen graves desventajas para cooperación de seguridad con China en relación con socios tradicionales en América del Norte o Europa”.
“Además, la cooperación en seguridad que es significativa en alcance y calidad, muy probablemente cortaría varios compromisos, canales de cooperación e intercambio de información con los Estados Unidos y otros socios tradicionales”, insiste Espach.
Además de las razones ya mencionadas, Espach recuerda que varias de las naciones de Centroamérica dependen financieramente de las remesas que llegan de Estados Unidos y de las exportaciones al mercado estadounidense de manera que “es virtualmente inconcebible que acepten una cooperación de seguridad de China que podría desencadenar la indignación en Washington”.
Foco de espionaje
Según Espach, la importancia para la República Popular China de naciones pequeñas y distantes como las de América Central es principalmente diplomática, al aislar a Taiwán y votar con China en las Naciones Unidas contra las iniciativas occidentales sobre derechos humanos.
“China puede lograr esos objetivos sin involucrarse en una cooperación de seguridad significativa, como lo está haciendo actualmente”, advierte el analista.
Lo que sí estima Espach es que “incluso un grado modesto de cooperación en materia de seguridad con las naciones centroamericanas puede proporcionar al Ejército chino oportunidades para espiar y recopilar información contra objetivos estadounidenses allí”.
“Más allá de eso, es poco lo que Beijing puede ganar con relaciones estratégicas más profundas con un país de América Central, y para el socio hay mucho que puede estar en riesgo”, concluye el experto en asuntos estratégicos latinoamericanos.