Por Expediente Abierto
El informe a continuación presentado ofrece un análisis de la política exterior hondureña durante la administración de Xiomara Castro. Por medio de la revisión sistemática de notas de prensa, declaraciones oficiales de la presidencia, la embajada y otros altos funcionarios; así como apoyado en una serie de entrevistas a expertos en la materia, el presente estudio logra reconstruir las principales narrativas y decisiones en materia internacional del Gobierno de Honduras desde 2022 a la fecha.
Entre otras cosas, este informe señala la posición ambivalente de Xiomara Castro frente a Estados Unidos –principal socio de Honduras–, en temas sensibles como la democracia y los derechos humanos. Aludiendo a una “política de agradecimiento” sostenida en afinidades ideológicas con los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, el estudio muestra cómo el Gobierno de Castro ha desafiado los principales arreglos diplomáticos con Washington mediante una serie de posiciones oficiales nocivas para el consenso democrático regional.
No obstante, pese al desacuerdo con Washington en asuntos como los ya mencionados, las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Honduras lograron normalizarse con la investidura de Xiomara Castro en 2022, luego de cinco años de haber sido reducidas a un Encargado de Negocios, una tendencia de la entonces política exterior norteamericana que dejó sin embajador a varios de sus socios internacionales desde 2017.
Como señala el informe, preservar el vínculo bilateral interesa a Estados Unidos, sobre todo, debido a la importancia de Honduras en el así llamado Triángulo Norte centroamericano y su relación con temas sensibles como la migración. Ciertamente, a pesar de las diferencias, roces y enfrentamientos diplomáticos, Estados Unidos mantiene firme, hasta hoy, su agenda de cooperación y apoyo al gobierno de Castro en su ejercicio presidencial.
La afrenta de Xiomara Castro a Estados Unidos y, en general, a la posición internacional de los países occidentales respecto de la democracia y los derechos humanos, ha trascendido a las solas disputas bilaterales y al apoyo diplomático a las autocracias regionales. Este informe muestra, también, que las tendencias del Gobierno hondureño al respecto se han hecho presentes en foros multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos, así como en la renovada cooperación con agentes globales como la República Popular China.
En suma, el informe aquí presentado da cuenta de cómo, una vez más, los rasgos de la política interior de un país pueden expresarse con consistencia hacia el exterior. En efecto, las conductas antidemocráticas de los Castro-Zelaya, materializadas en el aumento de la corrupción, el autoritarismo y la colonización de los poderes públicos, son proyectadas internacionalmente en el apoyo hacia regímenes de la misma naturaleza y el desprecio por el mundo basado en reglas.