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    La relación de Panamá con China ha carecido de transparencia 

    Publicado el

    Por Expediente Público

    La opacidad de los acuerdos firmados entre la República Popular China y Panamá han sido la característica principal de la relación bilateral entre ambos países desde que establecieron relaciones diplomáticas en 2017, según el experto en Derecho Internacional y Derechos Humanos, Alonso Illueca. 

    “Los intereses chinos en Panamá son variados y una de las cuestiones que más ha marcado la relación bilateral ha sido precisamente la ausencia de transparencia en cuanto a los intereses de las partes involucradas”, afirmó Illueca en una entrevista con Expediente Público, en el marco de un foro sobre la influencia e intereses chinos, realizado en Washington DC con el patrocinio del Centro para el Impacto Global del Instituto Republicano Internacional. 

    Illueca, que también es parte del capítulo panameño de Transparencia Internacional, recordó que tras el establecimiento de relaciones diplomáticas, se firmaron una pluralidad de acuerdos de carácter bilateral, cerca de 46, “los cuales inicialmente eran acuerdos secretos, no habían sido publicados en la gaceta oficial panameña, ni habían sido publicados por el Ministerio de Relaciones Exteriores”.  

    Luego de campañas de sociedad civil y de grupos de interés que buscaban transparentar el trasfondo del establecimiento de las relaciones diplomáticas y la relación bilateral, lograron que se publicaran esos acuerdos.  

    Eso marcó un antes y un después de la relación, pues quienes analizan la temática tanto en la República de Panamá como a nivel regional tuvieron una radiografía más completa de las inversiones, y de la presencia de empresas importantes, como la tecnológica Huawei y el Banco de China. 

    Según Illueca, “la presencia china es real y no solamente se limita al ámbito económico, sino también está el político, cultural y educativo. Esto se encuentra manifestado, por ejemplo, con instituciones como el Centro Confucio; también con el Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá; y también se encuentra bastante matizada, por la relación con el actual partido gobernante con la Internacional Socialista”.  

    Fue el presidente Juan Carlos Varela quien decidió romper relaciones diplomáticas con Taiwán en 2017 y establecerlas con China Popular y, según Illueca, se han vuelto “relaciones bastantes fluidas” que han incluido visitas de alto nivel, tanto del presidente panameño a China como del presidente chino Xi Jinping a Panamá. 

    La nación canalera representa la mitad de las exportaciones de Centroamérica al Gigante Asiático y solo una décima parte de las importaciones. Desde 2019 las estadísticas comerciales demuestran una fiebre exportadora de metales de Panamá hacia China, lo que ha provocado la drástica reducción del desbalance comercial, que no obstante aún se mantiene en favor de esta última nación.  

    China es el principal destino de las exportaciones panameñas, un tercio van a ese país. En cuanto a las importaciones, 11.27% (acumulado a septiembre de 2021) provienen del país asiático. 

    Falta de transparencia 

    Illueca explica que el periodo inicial de las relaciones entre Panamá y China floreció bastante acelerado, pero con la nueva administración -del actual presidente Laurentino Cortizo- entró en un periodo de enfriamiento y “se dio una suerte de separación entre la República de Panamá y la República Popular China”. 

    Ese alejamiento se reflejó en el tratamiento de dos grandes proyectos, uno es la construcción de un cuarto puente sobre el Canal de Panamá; y el otro la edificación de un centro de convenciones, ambos otorgados a empresas chinas. 

    Esos “proyectos estuvieron matizados por un nivel de crítica bastante fuerte en materia de transparencia, de estándares de cumplimiento y de corrupción. Todo eso generó que la nueva administración al momento de entrar en funciones revisara” ambos contratos “y planteara nuevas alternativas”. 

    Illueca recordó los llamados que hizo Estados Unidos en el momento en que se establecieron las relaciones diplomáticas entre Panamá y China, para que se viera “el ejercicio de la relación con cierto nivel de cautela, que estuviésemos claros de los compromisos que estábamos adquiriendo y cuál era el balance que se iba a establecer en materia de relaciones bilaterales”. 

    Illueca recordó que, debido a la posición geoestratégica de Panamá, hubo ciertas circunstancias especiales a nivel de la agenda bilateral. Por ejemplo, en temáticas importantes, como la libertad de navegación.  

    “Panamá debe preservar sus intereses a nivel global y eso incluye la preservación de la cadena de suministros y la preservación de la libertad de navegación en todas las rutas marítimas de interés geopolítico a nivel mundial”, explica el analista. 

    “La particularidad que tiene el Canal de Panamá, que no tiene ninguna otra ruta marítima es su estabilidad política y la ausencia de conflictos armados alrededor del Canal de Panamá”, enfatiza. 

    Un trío de preocupaciones 

    Para Illueca, la relación con China Popular genera preocupación no solamente en índices internacionales publicados por organizaciones de sociedad civil como “Transparencia Internacional” sino también por la relación directa e intrínseca que existe entre la temática de derechos humanos, lucha contra la corrupción y democracia. 

    “Al establecer esta suerte de troika entre la democracia, la lucha contra la corrupción y la protección de los derechos humanos, nos damos cuenta que la mayoría de los países de Centroamérica tienen un entendimiento común de estos tres conceptos, un entendimiento que no solamente es común para las Américas, sino que es común para el mundo entero”, dice Illueca. 

    Eso marca “un punto de inflexión o separación con la República Popular China porque se ha planteado de forma reiterada que ellos tienen un entendimiento alterno a lo que significan derechos humanos, un entendimiento alterno a lo que es democracia y un entendimiento alterno a lo que significa la transparencia y la lucha contra la corrupción y precisamente esas acciones que se podrían entender inclusive hasta como revisionistas, podrían plantear puntos de inflexión con la relación que tiene China con los países de Centroamérica”, subraya Illueca. 

    Un estándar contra la corrupción 

    Illueca admite que “los países centroamericanos tenemos problemas muy serios en materia de lucha contra la corrupción y precisamente por lo menos preservar un estándar concreto de qué es y en que consiste esta lucha contra la corrupción y la vigencia de los derechos humanos va a ser fundamental”. 

    Para este experto en derechos humanos, “eso debe ser un punto que no es negociable con China. Para Centroamérica fue muy importante y fundamental por lo que se luchó y lo que se negoció por ejemplo en Esquipulas, por lo que se fundó el grupo de Contadora, que después devino en el grupo de Río que es precisamente preservar un entendimiento común de democracia, derechos humanos y lucha contra la corrupción”. 

    Visite el artículo original en Expediente Público.

    Lack of Transparency in Panama’s Relationship with China

    By Expediente Público

    The opacity of the agreements signed between the People’s Republic of China and Panama have characterized the bilateral relationship between the two countries since they established diplomatic relations in 2017, according to Alonso Illueca, an expert in international law and human rights. 

    “Chinese interests in Panama are varied, and one of the main issues that has colored the bilateral relationship has been the lack of transparency regarding the interests of the parties involved,” said Illueca in an interview with Expediente Público, at a Washington DC forum on Chinese influence and interests, sponsored by the Center for Global Impact of the International Republican Institute. 

    Illueca, who is also part of the Panamanian chapter of Transparency International, recalled that once diplomatic relations had been established, a large number of bilateral agreements were signed; about 46, “which were initially secret agreements; they were not published in the press or the Official Gazette of Panama, nor by the Ministry of Foreign Affairs.”  

    Following successful campaigns by civil society and interest groups that pressed for making transparent the background of how these diplomatic relations and the bilateral relationship were established, these agreements were published.  

    The result was a “before” and an “after” in the relationship, since those who analyze the issue both in the Republic of Panama and at the level of Latin America now had a more complete picture of Chinese investments and the presence of large companies such as the technological company Huawei and the Bank of China. 

    According to Illueca, “the Chinese presence is real and is not limited only to the economic sphere, but is also political, cultural and educational. This is manifested towards Panama, for example, by institutions such as the Confucius Center and also Center for Asian Strategic Studies of Panama. Moreover, it is quite nuanced, due to the relationship the current ruling party has with the Socialist International.”  

    It was President Juan Carlos Varela who decided to break diplomatic relations with Taiwan in 2017 in favor of the People’s Republic of China. According to Illueca, these relations have become “quite fluid,” having included high-level visits; both by the Panamanian president to China and by Chinese president Xi Jinping to Panama. 

    Panama accounts for half of Central America’s exports to China and only a tenth of imports. Since 2019, trade statistics have shown an export rush of metals from Panama to China. This has caused a considerable reduction in the trade imbalance, although it still remains in China’s favor.

    A third of Panamanian exports go to China, making it the country’s largest export destination. Panama receives 11.27% (cumulative to September 2021) of its imports from China. 

    Lack of transparency 

    Illueca explains that relations between Panama and China flourished quite rapidly in the initial period, but with the new administration – of the current president Laurentino Cortizo – they entered a cooling period and “there was a sort of separation between the Republic of Panama and the People’s Republic of China.” 

    This distancing was reflected in the treatment afforded to two large projects; construction of a fourth bridge over the Panama Canal and construction of a convention center, both awarded to Chinese companies. 

    These “projects attracted a fairly strong level of criticism in terms of their transparency, compliance, and corruption. Because of this, the new administration reviewed [both contracts] and proposed new alternatives when it came into office.” 

    Illueca recalled statements made by the United States when diplomatic relations were established between Panama and China that “the relationship should be carried out with a certain level of caution, that we should be clear about the commitments we were acquiring and what sort of balance was going to be established in terms of bilateral relations.” 

    Illueca recalled that due to the geostrategic position of Panama, there were certain special circumstances at the level of the bilateral agenda. For example, on important issues such as freedom of navigation.  

    “Panama must preserve its interests at a global level and that includes preserving the supply chain and freedom of navigation in all maritime routes of geopolitical interest worldwide,” he explained. 

    “The particular feature of the Panama Canal, which no other maritime route has, is its political stability and the absence of armed conflicts around the canal,” Illueca stressed. 

    A trio of concerns 

    For Illueca, the relationship with the People’s Republic of China causes concern not only in international indices published by civil society organizations such as Transparency International but also because of the direct and intrinsic relationship among the issues of human rights, the fight against corruption, and democracy. 

    “When we establish this kind of troika between democracy, the fight against corruption and the protection of human rights, we realize that most Central American countries have a common understanding of these three concepts, an understanding that is not only common to the Americas, but to the entire world,” says Illueca. 

    This marks “a point of inflection or separation from the People’s Republic of China because, as has been stated repeatedly, they have an alternate understanding of what human rights mean, an alternate understanding of what democracy is and an alternate understanding of what transparency and the fight against corruption are. It is specifically these actions that could even be understood as revisionist; that could pose turning points in the relationship that China has with the countries of Central America,” Illueca stresses. 

    A standard against corruption 

    Illueca admits that “Central American countries have very serious problems in the fight against corruption. It is precisely at least preserving a specific standard of what this fight against corruption is and what it consists of and the validity of human rights that is going to be fundamental.” 

    For this human rights expert, “this must be a point that is non-negotiable with China. It was very important and fundamental for Central America because of what was fought for and what was negotiated, for example in Esquipulas, the reason why the Contadora group was created, which later became the Rio group; namely, to preserve a common understanding of democracy, human rights and the fight against corruption. 

    Visit the original article at Expediente Público.

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