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    Medios estatales de Rusia y China activos en América Latina con desinformación y propaganda

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    Por Expediente Público

    La creciente influencia de China y Rusia en América Latina trae consigo una amenaza en términos de información falsa, desinformación y propaganda. Se trata de una sofisticada estrategia que usan para limpiar su imagen autoritaria y represiva, pero que en el fondo siguen para “promover sus líneas geopolíticas”, advirtió Guy Mentel, presidente y director jurídico del Centro de Investigación Global Americans en entrevista con Expediente Público.

    Tanto la nación asiática como el Krelim crean y difunden narrativas falsas en un intento de confundir y abrumar a las personas como ocurrió con el tema de los ataques contra Ucrania, una guerra iniciada por Rusia el pasado 24 de febrero y que a la fecha supera los 5,900 civiles muertos.

    En 2020, Rusia también aprovechó el contexto de la pandemia del COVID-19 para diseminar noticias engañosas contra las vacunas hechas en Estados Unidos y Europa con el fin de promover la Sputnik V, fabricada en laboratorios rusos. Mientras que China acusó a Estados Unidos de politizar la pandemia.

    Preocupación constante

    El especialista, quien participó en el foro de la ONG Digital Communication Network Global (DCN) “Alfabetización Informacional en la Era de la Disrupción”, realizado en San José, Costa Rica, explicó a Expediente Público que la circulación creciente de la desinformación e información maliciosa es una preocupación cada vez más vigente en todos los países.

    “La desinformación no irá a ninguna parte pronto, por lo que es importante organizar conferencias como estas, donde podemos compartir las mejores prácticas y reunir colectivamente la energía, los recursos en la voluntad para hacer retroceder esta creciente ola de ingestión y desinformación en todo el hemisferio. 

    El estudio titulado “Medición del impacto de la información falsa, la desinformación y la propaganda en América Latina”, realizado por Global Americans en Washington D.C, refleja la existencia de varias vías de impacto en toda la región de las Américas.

    Global Americans, un centro interesado en conocer la política del hemisferio occidental con un enfoque particular en la democracia y desarrollo de los derechos humanos, evaluó la forma en que estos actores generan y difunden la desinformación y la propaganda en la región.

    Medios estatales sirven de diseminadores

    “Hicimos un estudio de dos años que analizó el panorama de la desinformación en América Latina y el Caribe, con un enfoque particular en la forma en que los medios estatales extranjeros, en particular los medios estatales chinos y rusos, se relacionan con actores en el terreno en América Latina y el Caribe para impulsar mensajes de propaganda de desinformación para promover sus líneas geopolíticas”, explicó Mentel.

    Global Americans trabajó en conjunto con organizaciones asociadas en Bogotá, Caracas, México y Buenos Aires para cubrir “todo el panorama de la desinformación en América Latina y el Caribe”.

    El estudio reveló que tanto China como Rusia no están creando temas nuevos para seguir su política de desinformación.

    La influencia mediática de China

    Aunque el panorama de desinformación varía en el hemisferio, existen similitudes que trascienden las fronteras nacionales, principalmente como resultado de un esfuerzo de los gobierno no democráticos como China y Rusia para “apoderarse del control de las tendencias sociopolíticas, domésticas y regionales y orientarlas a favor de su agenda geopolítica», señala Mentel.

    A menudo, “esas cosas existentes son más vulnerables y los climas de polarización y clima existentes pierden y desconfían en las instituciones y procesos democráticos para delinear un poco más sobre las diferencias entre el compromiso chino y ruso”.

    “Descubrimos que el compromiso chino fue diseñado al más alto nivel porque su idiosincrasia en cada país es la forma en que se acercan a los países comprometidos. Se basa en todo un conjunto de factores, algunos de los cuales están vinculados a la inclinación predispuesta de esos países a comprometerse con los Estados Unidos frente a otros actores.”, describió Mentel.

    El enfoque del gobierno chino es más sutil y sus metas son diferentes, agregó el presidente y director jurídico del Centro de Investigación Global Americans.

    “Su objetivo es enfatizar el papel de la China como un socio benefactor en los puntos estratégicos de compromiso – comercial, geopolítica, o socioeconómica – y para desacreditar las actividades de los Estados Unidos”, insiste.

    China y Rusia por nuevo orden mundial

    El estudio de Global Americans reveló que la estrategia de desinformación del Gobierno de China intenta posicionar a ese país como la “nueva hegemonía benevolente y la potencia internacional dominante en el sistema internacional actual”.

    “Los mensajes chinos fueron diseñados para retratar a China como una alternativa benevolente de Estados Unidos en el hemisferio (…) China, la segunda economía más grande del mundo, tiene los medios para cortejar relaciones económicas profundas con estos países y lo está haciendo activamente y eso fue una gran parte de los mensajes chinos”.

    La diferencia de la estrategia rusa

    El estudio incluyó un análisis de países en las Américas como Venezuela, Argentina, Chile, Perú, Colombia y México.

    Aunque las operaciones de desinformación de los gobiernos de China y Rusia con frecuencia son similares, existen diferencias claves.

    Rusia, según el estudio, carece de los medios para cortejar correctamente las oportunidades comerciales más profundas y su estrategia de desinformación se enfoca en “alterar el orden social y la estabilidad política a nivel nacional”, como se ha visto en Colombia y Chile para los aliados conocidos de EE.UU.

    El presidente y director jurídico del Centro de Investigación Global Americans explicó que los medios de comunicación chinos “hicieron un mayor trabajo al interactuar con los medios locales”.

    Por su parte, los medios de comunicación rusos hicieron “un poco de compromiso con fuentes de medios quizás menos tradicionales”.

    “Durante años los regímenes no democráticos han utilizado la desinformación para fortalecer su influencia de manera local, por ejemplo, publicando historias falsas a través de los medios de comunicación estatales y empleando un ejército de usuarios de redes sociales en línea y bots para dar a sus políticas la apariencia de un apoyo desde la base”, explicó Mentel.

    Los medios de comunicación estatales rusos, como el canal de noticias de televisión por suscripción RT y la agencia Sputnik, desempeñan un papel crucial en la manera en que Rusia utiliza la desinformación para hacer avanzar su política exterior.

    Rusia busca nuevos aliados

    Estos medios financiados y dirigidos por el Estado difunden las narrativas rusas a los públicos extranjeros, y amplifican regularmente el contenido de los otros pilares del ecosistema de desinformación de Rusia.

    Rusia también busca “ganar nuevos amigos” que, de preferencia, no simpaticen con los Estados Unidos con la esperanza de expandir su influencia política. En contraste, China es la segunda economía más grande del mundo, un “socio comercial importante en la región y un inversionista extranjero importante”.

    “En el lado ruso encontramos que en Colombia o Chile u otros países, hay un mayor enfoque en identificar líneas de falla social y exacerbarlas para establecer divisiones entre aquellos países que mantienen buenas relaciones con los Estados Unidos o para acercar a los países que estaban predispuestos o más inclinados a gravitar hacia Rusia”, señaló Mentel.

    Hay situaciones que son frecuentemente aprovechadas por los medios chinos y rusos, como los momentos de crisis social, apuntó Mentel.

    ¿Qué hacer en países autoritarios como Venezuela y Nicaragua?

    “Nuestros equipos encontraron en la región que durante el paro nacional en Colombia y durante las protestas en Chile, hubo una mayor presencia de interacción de medios estatales extranjeros y también hemos encontrado que hay un conjunto de actores que trabajaban colectivamente para hacer girar ciertas narrativas”, apuntó.

    Debido a su afinidad política, Rusia ahora está mucho más cerca de Venezuela y Nicaragua.

    En estos países, donde impera el autoritarismo de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, la prensa independiente juega un rol importante, afirmó Mentel.

    “Un hallazgo común entre los diversos análisis que se han publicado sobre la desinformación y el autoritarismo es que una prensa independiente fuerte, una sociedad civil activa, pueden combatir la desinformación, pero si miras a Venezuela o Nicaragua, estas son precisamente situaciones que no suceden dentro de esos países. La prensa independiente y la sociedad civil están prácticamente al margen de la ley”, señaló.

    En ambos países las opciones para superar la desinformación “son más complicadas, pero eso no quiere decir que no haya opciones”, reconoció Mentel.

    “En aquellos países donde los espacios de la sociedad civil son un poco más cerrados, todavía hay una oportunidad a través de algunos como estos, pero también a través del enfoque de actores internacionales que tienen cierta influencia para arrojar luz sobre algunas de estas prácticas”, señaló.

    Fortalecer nuevas generaciones de periodistas

    Con el objetivo de mitigar las operaciones de desinformación, se debe fortalecer el emergente campo del periodismo de datos, incentivando alianzas entre periodistas, los verificadores de datos, organizaciones de la sociedad civil y la academia, señala el estudio de Global Americans.

    “Cuando hay menos involucrados en medios independientes activos, entonces el aparato estatal puede torcer los mensajes para su beneficio, también hablamos sobre la importancia de educar a la próxima generación de activistas, la próxima generación de líderes de la sociedad civil, la próxima generación de periodistas”, añadió Mentel.

    Según Guy Mentel, hay países en el hemisferio que están monitoreando la situación para los periodistas, para los actores de la sociedad civil tanto en Venezuela como Nicaragua que están “arrojando luz, por ejemplo, en Nicaragua, donde los periodistas son arrestados por publicar historias que están en contra del régimen gobernante”.

    “Se requiere todo un esfuerzo de la sociedad civil para combatir la desinformación tal como existe, requiere el trabajo de los actores de la sociedad, de la academia, de los responsables políticos de todo el hemisferio y creo que es importante, como mencioné anteriormente, nombrar y avergonzar a los actores que están involucrados en la desinformación y a los actores que la aprueban y no hacen nada para detenerla”.

    Visite el artículo original en Expediente Público

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