En un contexto de creciente confrontación entre democracias liberales y autocracias, Nicaragua ha establecido alianzas estratégicas con potencias autoritarias como Rusia y China. Estas alianzas dan lugar a la instrumentalización de la migración en América Latina como una forma de guerra híbrida contra los Estados Unidos. La política del gobierno de Ortega en Nicaragua facilita el tráfico de migrantes desde diversos países de América Latina, África y Asia, utilizando el Aeropuerto Internacional de Managua como un hub clave. Esto resulta en un incremento masivo de la migración hacia Estados Unidos, lo que afecta su seguridad interna y genera tensiones geopolíticas.
Nicaragua implementa una estrategia que utiliza la migración para socavar el liderazgo estadounidense, aprovechando la situación de vulnerabilidad de los migrantes y obteniendo beneficios económicos. La OTAN reconoce a la migración como una amenaza híbrida, debido a su capacidad para desestabilizar Estados mediante la explotación de las debilidades sociales y políticas.
La investigación se realizó en el marco del Programa de Becas para la Democracia en Nicaragua por el becario José Pallais Arana. En sus hallazgos, también sugiere que las acciones del régimen Ortega-Murillo junto con sus aliados, son comparables a las tácticas empleadas por Rusia en Europa. Esta instrumentalización de la migración en América Latina ha incrementado las tensiones en Estados Unidos, particularmente en un contexto preelectoral, y ha promovido la xenofobia y la polarización política interna. El informe concluye que las políticas de migración de Nicaragua y sus aliados no solo han explotado a los migrantes, sino que también han fortalecido redes criminales involucradas en el tráfico de personas, con graves consecuencias para la seguridad global.
Intereses económicos de la migración en América Latina
El documento señala que la política del gobierno de Nicaragua en relación con la instrumentalización de la migración también tiene un claro objetivo económico. El régimen de Ortega ha generado ingresos significativos mediante la facilitación del tránsito de migrantes. Los principales rubros por los que obtiene divisas son: visas, permisos de tránsito y multas. Solo en 2023, estos ingresos alcanzaron los 52 millones de dólares, una cifra que es cinco veces mayor que la obtenida en 2019. Además, estimaciones adicionales sugieren que los ingresos reales por estas actividades podrían ser de hasta 65.9 millones de dólares.
También se menciona que la Empresa Administradora de Aeropuertos Nacionales e Internacionales (EAAI) en Nicaragua acumuló alrededor de 29 millones de dólares entre 2022 y el primer trimestre de 2024, gracias al aumento de vuelos chárter. Estos ingresos permitieron superar la crisis financiera que había afectado al aeropuerto desde 2018 y la pandemia de COVID-19.
El documento concluye que los beneficios económicos que recibe el Estado nicaragüense provienen no solo de las tasas migratorias, sino también de los cobros por el uso de terminales aéreas, servicios de aterrizaje, suministro de combustible y otros servicios relacionados con el tránsito masivo de migrantes. Esto convierte la instrumentalización de la migración en una fuente de ingresos significativa para el gobierno nicaragüense, mientras aprovecha la vulnerabilidad de los migrantes y fortalece sus lazos con potencias autoritarias.
