Por Pedro Trujillo Álvarez
En Guatemala, como en otros países, existe una zona intermedia entre la seguridad interna y externa que permite o favorece la colaboración entre las fuerzas militares y policiales. En el caso del país centroamericano, se presentan circunstancias constitucionales e históricas particulares, como un marco constitucional no adaptado a los Acuerdos de Paz, actuales amenazas específicas que afectan la seguridad nacional (narcotráfico, crimen organizado, grupos armados y maras) y un rol histórico de los militares en la vida pública del país.
Actualmente los altos índices de criminalidad superan la capacidad de la policía y generan una demanda ciudadana de seguridad que no es satisfecha por los gobiernos de turno. La confianza en las fuerzas militares suele ser mayor que en las fuerzas policiales, y la percepción de que su participación mejora la seguridad ciudadana es elevada.
Las nuevas amenazas a la seguridad requieren colaboración interinstitucional y acción conjunta, lo cual implica la participación de todas las instituciones del Estado. Es posible que en el futuro el ejército tenga un papel importante en la lucha contra las maras y grupos armados ilegales, especialmente en zonas disputadas por el narcotráfico y el crimen organizado.
El análisis de escenario proyecta que se seguirán utilizando a los militares en labores de seguridad, pero cada vez más en conjunto con las fuerzas policiales y otras instituciones. Las capacidades militares se orientarán principalmente hacia la defensa de la soberanía, integridad territorial e intereses nacionales. En este sentido, la inteligencia militar seguirá siendo relevante en el sistema nacional de inteligencia y afectará las labores de seguridad.
El ejército ha colaborado en ciertas situaciones y podría abordar misiones de forma aislada, como el combate a grupos armados ilegales, la protección de la fuerza policial o la formación de una fuerza intermedia con diferentes instituciones.
Es importante promover el debate social sobre las reformas militares y policiales para abordar nuevas propuestas. En el corto plazo, el ejército guatemalteco posiblemente continuará participando en labores de seguridad pública, brindando apoyo a la policía y realizando misiones autónomas con prudencia pero sin necesariamente generar desconfianza.
En este documento se analiza el empleo de fuerzas militares en cometidos de seguridad ciudadana, pero también si esa actuación se considera que coadyuva a mejorar la seguridad, y algunos de los motivos por los que se produce, además de presentar cifras estadísticas recientes de la evolución de la inseguridad y las razones de percepción ciudadana.