- En panel organizado por Expediente Abierto se afirmó que Donald Trump adoptará una política exterior activa e intensa hacia América Latina, lejos de una postura aislacionista.
- Aunque se prevé un incremento en las deportaciones de migrantes, EE. UU. seguirá dependiendo de la mano de obra barata que proporcionan los trabajadores de la región, destacaron los analistas.
- China aún desempeña un rol limitado en América Latina, pero con una creciente capacidad para ofrecer inversiones competitivas frente a las propuestas de las empresas privadas estadounidenses.
La política exterior del próximo gobierno de Donald Trump en Estados Unidos no será aislacionista, sino más bien activa e intensa hacia América Latina, afirmaron expertos durante el diálogo “Trump 2.0: perspectivas y desafíos para Centroamérica, Cuba y Venezuela bajo un nuevo mandato”.
Cynthia Arnson, exdirectora del Programa para América Latina del Wilson Center, destacó que la elección del senador republicano Marco Rubio como secretario de Estado, conocido por su postura anticomunista, asegurará especial atención a la región, con un enfoque duro hacia Venezuela, Nicaragua y Cuba.
“Marco Rubio es un anticomunista y probablemente tomará una línea muy dura en contra de Venezuela, Nicaragua y Cuba”, afirmó la experta este 16 de diciembre.
El foro fue organizado por el centro de pensamiento Expediente Abierto y la organización Gobierno y Análisis Político A.C., GAPAC. Además, de Arnson participaron Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, y Manuel Orozco, director de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano.
Ellis subrayó que en la administración Trump habrán “esfuerzos por aislar a los anfitriones de amenazas” contra Estados Unidos, señalando a Cuba, Nicaragua y Venezuela. “Debemos recordar que ha sido Venezuela el anfitrión principal de (el grupo terrorista) Hezbollah en la región”, aseguró Ellis.
Además, previó mayor presión para controlar la migración desde el Triángulo Norte de Centroamérica, vinculando esta estrategia con posibles recortes al apoyo en temas de seguridad.
Castigo contra la migración irregular
Por su parte, Manuel Orozco, especialista en migración, pronosticó un aumento significativo en las deportaciones de migrantes irregulares, calculando hasta 150,000 expulsiones en los próximos años hacia México y Centroamérica. Además, advirtió que programas como el Estatus de Protección Temporal (TPS) podrían no ser renovados, afectando a miles de personas provenientes de países en crisis política y de derechos humanos.
El experto señaló que en los Estados Unidos hay 3.5 millones de personas con órdenes de deportación, entre las cuales destacan varios grupos en situación de mayor vulnerabilidad. El primero está conformado por quienes solicitaron el permiso humanitario o parole, conocido popularmente, un estatus que afecta a cerca de un millón de personas, en su mayoría provenientes de Nicaragua, Venezuela, Cuba, Haití y Ucrania.
Otro grupo importante en riesgo de deportación son quienes se les denegó el asilo político, también cerca de un millón de personas. Finalmente, están los beneficiados del Estatus de Protección Temporal (TPS), otorgado a migrantes de países en dictadura. Según Orozco, este programa podría no ser renovado, lo que pondría a miles de personas en peligro de deportación.
Pese al desalentador panorama, Orozco subrayó que la migración “creció en correspondencia con la demanda de mano de obra barata en Estados Unidos” los últimos años. En su opinión, mientras persista una política proteccionista hacia las empresas estadounidenses, esta dependencia continuará.
En cuanto a la migración como herramienta de presión política, Orozco afirmó que el régimen de Daniel Ortega ya fue advertido por Estados Unidos sobre posibles sanciones si continuaba utilizando esta estrategia. Por ello, el experto considera poco probable que Nicaragua mantenga este enfoque. Sin embargo, esto ocurre en un contexto en el que el régimen orteguista aprobó una ley que desconoce las sanciones impuestas por otros países, lo que refleja la creciente tensión internacional alrededor del régimen.
Por su parte, Ellis anticipó una mayor presión de Estados Unidos para controlar la migración desde los países del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras), especialmente bajo la amenaza de retirar apoyo en temas de seguridad, una medida que podría endurecerse en los próximos años.
No es posible expulsar a Nicaragua del TLC, pero sí cambiar el acuerdo
En el caso de Nicaragua, la Oficina del Representante Comercial de los Estado Unidos (USTR por sus siglas en inglés), abrió la semana pasada una investigación “sobre los actos, políticas y prácticas de Nicaragua relacionadas con los derechos laborales, derechos humanos y el Estado de Derecho”. Esa decisión causa alarma sobre todo en sectores empresariales de que Managua quede fuera del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (conocido como DR-Cafta por sus siglas en inglés).
Cynthia Arnson, exdirectora del Programa para América Latina del Wilson Center, recordó que “expulsar a un país del Tratado de Libre Comercio requiere la decisión de todos los países que son parte del tratado”. No obstante, afirmó que “hay un mandado de la administración saliente de Joe Biden para conocer sobre violaciones a las prácticas laborales en Nicaragua”, lo que podría llevar a sanciones contra el país centroamericano bajo el DR-Cafta.
En ese sentido, Manuel Orozco, señaló que la única alternativa sería una renegociación del TLC, siempre que se determinen que las violaciones laborales, de derechos humanos y constitucionales del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo afectan los intereses de Estados Unidos.
China en América Latina: ruido estratégico y competencia económica
Durante el foro, se debatió la creciente presencia de China en América Latina y sus implicaciones. Manuel Orozco, de Diálogo Interamericano afirmó que “China no viene a apoderarse de América Latina”, sino generar “ruido para molestar a Estados Unidos y mover el balance comercial” con la región.
Según Orozco, Estados Unidos puede contrarrestar estas acciones de Pekín mediante estrategias como el nearshoring, que consiste en trasladar procesos de producción a países cercanos con zonas horarias similares, fortaleciendo la integración económica regional.
Al respecto, Ellis afirmó que “hay ficción en el cálculo de las reacciones” de los socios latinoamericanos de Estados Unidos sobre el impacto de la inversión China. “Estados Unidos sigue siendo el mayor inversor extranjero en América Latina y el mayor emisor de remesas”, agregó el experto.
Sin embargo, Cynthia Arnson advirtió que Pekin tiene una ventaja competitiva significativa, porque “lo que ofrece China en términos de inversión es mucho mayor que lo que Estados Unidos puede ofrecer”. Esto, explicó, se debe a que las empresas chinas están controladas por el Estado, lo que les permite actuar con mayor rapidez y recursos en comparación con el sector privado estadounidense.
Puedes ver la grabación del panel “Trump 2.0: perspectivas y desafíos para Centroamérica, Cuba y Venezuela bajo un nuevo mandato” en el siguiente enlace: